Poema para nadie en
particular
Déjame tocarte con mis palabras,
porque mis manos yacen inútiles como guantes vacíos.
Deja que mis palabrass te acaricien el pelo,
se deslicen por tu espalda
y te hagan cosquillas en el vientre,
porque mis manos, ligeras y volátiles como
ladrillos,
hacen caso omiso a mis anhelos, y se niegan
tercamente
a hacer realidad mis deseos más íntimos.
Deja que mis palabras entren en tu cabeza
empuñando antorchas,
acéptalas de buen grado en tu ser
para que puedan acariciar suavemente tu interior.
Este es el poema que escribe Mark O’Brien, el personaje en que se basa la película
Las sesiones con William H. Macy y una valiente Helen Hunt. Dirigida por Ben
Lewin en 2012 narra a través de sus escritos autobiográficos, la vida de un
invalido total a causa de la polio. Un hombre que ha vivido la mayor parte de
su vida dentro de un pulmón de acero y que está decidido a sus 38 años a perder
su virginidad. Con la ayuda de su terapeuta y la orientación de su sacerdote,
acomete la empresa de convertir su sueño en realidad
Una lección de alegría y coraje, de superación y determinación, de ternura
y respeto. Una aproximación a un mundo que con frecuencia nos parece sórdido o
inexistente. Cuando acaba la película sientes emociones varias pero sobretodo
valoras mucho más lo que la vida te ha dado.
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