viernes, 4 de febrero de 2011

Dieta vegetariana en términos utilitaristas



La primera prioridad es la necesidad objetiva. Si los animales sufren más que los humanos, imparcialmente, a aquellos corresponderá la prioridad a la respuesta a sus problemas. Eliminando el sufrimiento animal, el bienestar sobre la Tierra aumentará significativamente en cantidad de seres.

Hay tres razones básicas por las que un utilitarista consecuente debiera hacerse vegetariano:

1.- Es energéticamente mucho más eficiente que una alimentación carnívora.

2.- Disminuye la contaminación ambiental.

3.- Como hemos indicado ya, disminuye la cantidad de dolor realmente existente.


Considerando la gran cantidad de pienso, suelo, y energía que se necesita para producir carne, recibimos mucho menos de lo que invertimos en ella.

La energía que una vaca recibe de su comida diaria la invierte básicamente en poder moverse, en mantener su temperatura corporal y en su funcionamiento fisiológico en general. Para producir doscientos gramos de bistec se necesitan dos quilos de cereales o más, es decir la alimentación suficiente para cinco niños. De la misma manera, una típica dieta europea omnívora requiere cinco veces más de suelo que una dieta basada en proteína vegetal.


Sucede además que el ganado para alimentación de humanos representa según la FAO un 18% de las emisiones globales de efecto invernadero. El óxido nitroso que proviene del ganado supone el 65% de las emisiones producidas por el hombre. La crianza y el procesado del ganado emite también el 37 % del metano inducido por los humanos (el metano tiene 23 veces más impacto que el dióxido de carbono en el calentamiento terrestre). Además los excrementos de los animales contaminan el suelo y las aguas residuales. Si nos ‘convirtiésemos’ al vegetarianismo, la contaminación disminuiría, pues, de una manera significativa.


En tercer lugar, una alimentación vegetariana conllevaría una gran disminución de dolor para millones de animales no-humanos. 574 millones de pollos se sacrificaron sólo en el año 2006 en España. Piénsese, pues, en la cantidad de dolor evitable con una simple cambio de dieta. Y eso sin tener en cuenta el dolor humano también evitable mediante la dieta vegetariana, en la medida que el consumo de carnes y embutidos fomenta la obesidad, las infecciones y las depresiones, además de ser un factor de riesgo en la diabetes, la arteriosclerosis y el infarto.


Con una alimentación vegetariana se reduce, pues, el malgasto de recursos, disminuye la contaminación y se limia la cantidad de dolor. Es decir, aumenta de una manera muy considerable el bienestar de todos, sin disminuir el bienestar de nadie (excepto si usted es comerciante de jamones al por mayor).


En todo caso, un utilitarista es ‘bienestarista’, es decir, el trato ético a los animales no es para él una finalidad en sí misma, sino un instrumento (para mejorar la salud humana, para vivir más feliz absteniéndose de ingerir carne cadavérica). El utilitarista es, un hedonista y el vegetarianismo, ya sea puro, (o ‘vegano’, es decir que tampoco consume lácteos, huevos, pescado ni miel), o mixto (es decir, que consume algunos de estos productos) le ofrece un instrumento que aumenta la felicidad personal y colectiva.



Fuente: Ramón Alcoberro