viernes, 15 de febrero de 2008

El silencio interior en la práctica del yoga.

En este taller Quim Altés nos propuso una relajación con música y sonidos de cuencos que el mismo interpretó para acallar la mente. A continuación unos ejercicios de pequeñisimos movimientos con la finalidad de tomar conciencia de todo nuestro cuerpo y la interconexión de todas sus partes. Acabamos con una meditación que nos aportó mayor profundidad a la interiorización.

Además dijo:

Yoga es mucho más de lo que suele entenderse. No puede ser considerado de forma parcial ni superficial por sus aspectos externos de relajación física y mental, respiraciones, posturas, etc. sino que parte de unos principios que hunden sus raíces más profundas en la espiritualidad. Hay muchas clases de yoga, pero todas coinciden en el fin último: la unión con nuestro Ser más profundo y con lo Absoluto.

El yoga nos conduce a desarrollar todo nuestro potencial interno para acceder al despertar de nuestra consciencia espiritual. ya que nos proporciona equilibrio mental, físico y emocional.

Debemos aprender a vivir con el cuerpo más relajado, la afectividad más sosegada y la mente más apaciguada para que todos estos aspectos que conforman nuestra personalidad puedan converger en el silencio.

El silencio no consiste en una ausencia de ruido exterior, sino en un espacio interior de silencio que nos lleva a despertar la escucha y abrir una ventana para mirar dentro, tratando de penetrar hasta esa profundidad que todo tiene y despertar a un estado de consciencia y lucidez. En última instancia, pues, el silencio interior, es esa dimensión profunda del Ser donde reside nuestro poder verdadero de transformación. Es en ese silencio en el que todo se acalla y por fin cesa la dispersión constante de nuestra mente. Es en este espacio donde son posibles los saltos cuánticos; los cambios radicales en nuestro nivel de consciencia. Ello se produce cuando al conectar con nuestra fuerza interior, podemos expandirnos más allá de nuestras propias limitaciones y entonces podemos dar un salto hacia otro nivel de consciencia más elevado. Cuando esto sucede, en un abrir y cerrar de ojos, podemos pasar de un nivel de conciencia a otro en que la percepción de uno mismo con relación consigo mismo y con el entorno cambia radicalmente.

Todo este proceso viene determinado al entrar en contacto con ese nivel de conciencia, en el que el eco reberberante del silencio, nos adentra en una nueva dimensión en la que la paz interior reina con toda su fuerza y todo su esplendor. Así, al zambullirnos hacia el interior, opera la alquimia que ejerce la vibración del silencio en nuestro Ser.

Entonces la calidad del verdadero cambio queda supeditada a la posibilidad de poder silenciarnos y así el silencio podrá expresarse y ser oído en este estado de plenitud del Ser. Pero aceptar el silencio no es, de entrada, tan sencillo como pueda parecer, pues nos exige cierto grado de atención al que no siempre estamos dispuestos a acceder.

Cuando logramos silenciar, por fin, nuestro interior llega el preciosísimo momento del cambio y podemos empezar a percibir otras realidades más profundas; y nos percatamos de que el silencio también es música, la Música del Alma.

1 comentario:

Mercedes Thepinkant dijo...

Gracias por compartir las vivencias del congreso. Me parece una información importantísima para todos nosotros.